Columna escrita por Mónica Retamal, directora ejecutiva de Fundación Kodea.
Desde hace cinco años, recibimos en Santiago a 70 escolares, de entre 6° básico y IV medio, provenientes principalmente de colegios públicos de todo Chile y que son los ganadores regionales de El premio Nacional de Talento Digital, Los Creadores. Como parte de su experiencia, viajan a Santiago a participar de un bootcamp con talleres y encuentros con expertos del ecosistema de innovación y tecnología a quienes les presentan sus proyectos, al mismo estilo que las start up presentan sus innovaciones a potenciales inversionistas.
Innovación de niños y jóvenes guiados siempre por un profesor entusiasta y comprometido. Son niños que sueñan con resolver problemas reales de su entorno y de las personas. Por ejemplo, una sonda desarrollada por niñas de Aysén -hijas de pescadores- que facilita el monitoreo oceánico para orientar mejor la búsqueda de peces. O una boya Inteligente capaz de reconocer los índices de variables favorables para la contaminación de aguas dulces o un camión robot que funciona como planta de tratamiento de residuos.
Todo esto que está pasando en Chile, en una pequeña escala con niños de entre 12 y 19 años, se denomina innovación temprana y, según Lita Nelsen, quien ha dirigido por 25 años el área de transferencia tecnológica del MIT, es una semilla revolucionaria. “Cuando alguien estudia ciencias o una ingeniería y además le enseñas emprendimiento e innovación estás invirtiendo en 50 años de su futuro. Serán personas independientes capaces de crear sus propios empleos y nuevas tecnologías capaces de cambiar el mundo”.
La innovación es el verbo más importante a conjugar en el siglo XXI porque la realidad misma se construye y deconstruye a una velocidad que nos obliga a aprender y desaprender constantemente. Incentivar la innovación ayuda a que las futuras generaciones de estudiantes desarrollen nuevas habilidades claves como la creatividad, la mirada crítica y sistémica, la capacidad de trabajo en equipo y de comunicar sus ideas.
En el ecosistema empresarial la innovación debe estar a la orden del día y de las más de 70 metodologías de innovación que existen, la recomendación es a dejar espacio al design thinking cuyo proceso sigue cinco pasos: empatía, definir, idear, prototipar y probar; al mundo ágil (Agile) que buscan satisfacer al cliente mediante la entrega temprana y continua de software con valor y/o la co-creación de valor, que propicia un acercamiento y una apertura del diálogo entre los clientes, colaboradores, proveedores y stakeholders para hacerlos partícipes en la definición de sus interacciones con la empresa.
Recientemente el ganador del Oscar de la Educación 2019 y fundador de la red de colegios High Tech High, Larry Rosenstock, ha destacado que es clave el trabajo práctico en la escuela donde “los estudiantes sean personas activas, participativas e involucradas con su aprendizaje”.
La innovación temprana es la semilla que tenemos que hacer brotar. Llevarla a la sala de clases, activarla en el mundo técnico y profesional y potenciar su proyección en los ecosistemas laborales. Ahí está nuestro futuro.
1 comentario en «Opinión Mónica Retamal, Kodea: «Innovación temprana, ahí está el futuro»»
Excelente columna Monica y totalmente de acuerdo hay mucho potencial en los niños, vienen con el chip de abrir nuevos senderos y son tan simples que eliminan los obstáculos que nosotros nos auto imponemos.