Desde las dependencias de Cowork Latam – Club de Innovación se llevó a cabo un nuevo We Talk,
el cual -aprovechando las oportunidades de vinculación existentes entre la academia y la industria-
, abordó desde ambas perspectivas, las mejores prácticas, casos de éxito y aprendizaje vinculados
a Transferencia Tecnológica.
Sebastián Pilasi, Gerente General del Club de Innovación, aseguró que durante el último tiempo
“el Club asumió un rol activo en la materia, perfilando por un lado la oferta académica y las
capacidades de las universidades, junto con identificar las demandas provenientes de las
empresas, priorizando aquellas que son parte de nuestra red de socios”.
Rowena Moreno, Jefa del área de Aprendizaje del Club de Innovación, agregó que, “las
oportunidades de la Transferencia Tecnológica son infinitas, pues la academia ha avanzado
muchísimo desarrollando investigación en campos que están en la frontera del conocimiento y
que aún no encuentran una salida o aplicación concreta al mercado. Lo mismo de cara a las
empresas, las cuales aún no ven el inmenso potencial que hay en las capacidades de tantos
centros de investigación tanto nacionales como internacionales”.
La actividad contó con tres speakers invitados; Franklin Valdebenito de la Universidad de La
Frontera, Nury Briceño de Antofagasta Minerals, y Francisco Chiang de la Universidad Andrés
Bello.
Transferencia Tecnológica desde la Universidad La Frontera
Franklin Valdebenito, Director de Innovación y Transferencia Tecnológica de la Universidad de La
Frontera, expuso que, la vinculación entre academia e industria es importante porque “permite
direccionar las capacidades de investigación aplicada de la universidad hacia temas relevantes
para la industria; permite a las universidades orientar la captación de científicos en áreas
prioritarias para el desarrollo industrial; y permite a las empresas acceder a talento humano -no
disponible en la empresa- para el desarrollo de desafíos complejos propuestos por la industria,
convirtiéndose en una oportunidad para vincular estudiantes de doctorado”.
Sin embargo, agregó, también existen algunos desafíos, como por ejemplo; la “inexistencia de
interfaces con lenguajes similares que permitan la generación de confianzas y establecimiento (y
seguimiento) de acuerdos en el tiempo; la existencia de diferentes incentivos o de incentivos
insuficientes para que la industria se involucre; y la divergencia entre capacidades científicas
disponibles en universidades versus requerimientos técnicos necesarios para abordar
necesidades/desafíos tecnológicos de las empresas”.
Dentro de los casos que está desarrollando la Universidad de La Frontera, se encuentra el Parque
Tecnológico UFRO, el cual convoca al ecosistema de innovación y emprendimiento para la co-
creación sustentable de un lugar de encuentro ciudadano mediante tecnologías con alto impacto
para la sociedad. También así están impulsando VITRISPERM, tecnología de vitrificación de
espermatozoides o de fertilización, con una efectividad del 80% de la supervivencia del esperma
humano, protegiendo el material genético y reemplazando el uso del nitrógeno para el
almacenamiento.
Transferencia Tecnológica desde Antofagasta Minerals
Por su parte, Nury Briceño, Subgerenta de Innovación Operacional de Antofagasta Minerals,
compartió el modelo de innovación que posee AMSA, el cual se enfoca en dos objetivos; asegurar
el presente y construir el futuro, donde “la innovación es un pilar estratégico del Grupo en la
medida que apalanque otros de nuestros pilares; Personas, Seguridad & Sustentabilidad,
Competitividad y Crecimiento”. Para esto, el modelo considera la inclusión de novedades
tecnológicas y la generación de valor para el negocio, ya sea mediante la incorporación –
adquisición o adopción- de soluciones existentes, o el desarrollo de nuevas soluciones.
Asimismo, para el grupo AMSA resultan clave cuatro elementos para poder innovar, entre ellos;
tener desafíos que no se hayan resuelto; un proceso gestionado que permita abordarlos;
soluciones implementables, y personas dispuestas a desarrollar proyectos. De esta forma, hoy en
día, cuentan con 7 desafíos transversales y 11 desafíos específicos para distintas áreas, y un
proceso que incluye un directorio de innovación, con roles, un modelo de gestión, etapas, y
aprobaciones previamente identificadas, como también así una plataforma abierta con captura de
ideas y gestión de iniciativas.
Como parte de las diversas iniciativas que ha tenido la empresa, una de ellas es Innova Minerals,
mediante la cual han evaluado un total de 820 ideas, aprobado 41, y hoy se encuentran activas
29 de ellas. Dentro de sus desafíos para el año 2020 se encuentran la búsqueda proactiva de
soluciones y la transferencia tecnológica de soluciones implementadas, donde a su parecer, será
clave “alinear los incentivos, comprender las necesidades de los distintos actores, y concientizar
sobre el real valor de la colaboración”.
Transferencia Tecnológica desde la Universidad Andrés Bello
En tanto, Francisco Chiang Barros, Director de Innovación, Transferencia Tecnológica y
Emprendimiento de la Universidad Andrés Bello, se refirió a la importancia de vincular la
Academia con la Industria, detallando que entre ambas “existen capacidades complementarias,
siendo las universidades fuertes en investigación básica y aplicada, y las empresas en desarrollo
experimental para el cual muchas veces se requiere la capacidades de prototipaje, formulación de
productos, entre otros. Al mismo tiempo, las empresas conocen muy bien las necesidades del
mercado y los pasos regulatorios que es necesario dar, por lo que es muy importante su
participación”.
Consultado por qué nos ha costado tanto como ecosistema hacer efectiva esta vinculación,
Francisco Chiang respondió que existen diversas razones que “han ido evolucionando a través del
tiempo. Hace 10 años no estaba tan claro que tan mandatorio era innovar para las empresas, y las
universidades en general estaban principalmente enfocadas en la investigación básica, la cual es
muy importante para la generación de innovaciones, pero debe ser complementada con la
investigación aplicada y el desarrollo experimental”.
Otro importante factor que destacó es la diferencia de objetivos que existe entre las empresas y
universidades “ambas tienen objetivos y culturas internas muy distintas, lo cual hace necesario
que cuenten con colaboradores que hablen un lenguaje común en torno a la innovación y que
estén validados internamente en sus organizaciones, dado que sin este componente es muy difícil
la comunicación inicial y posteriormente conducir procesos de I+D”.
Al finalizar reconoció que “a veces las universidades podemos ser lentas, pero otras veces
podemos ser más rápidas que las mismas empresas. (Para agilizar los procesos) necesitamos
estructuras más livianas, más simples, más rápidas, para ir accediendo a las oportunidades que
genera el mercado”.